No sé de tus prefijos,
paz de alguna caricia deshojada
ni sé, de aquella mano demasiada,
cuando mis horas duermen tempranas de prolijos,
no sé si aún recuerdas aquellos regocijos,
sobre esta tarde incierta y esperada,
cuando hieres a golpe de esa espada
que dan tus acertijos.
No sé si el escribirte sea justo,
un pensamiento cristo de otro permanecer,
no sé si muero u vivo en mi vetusto
cuerpo desamparado, que un día pudo ser,
no sé si el tiempo, fue sombra de arbusto
cuando en mis manos fuiste, solamente mujer.
paz de alguna caricia deshojada
ni sé, de aquella mano demasiada,
cuando mis horas duermen tempranas de prolijos,
no sé si aún recuerdas aquellos regocijos,
sobre esta tarde incierta y esperada,
cuando hieres a golpe de esa espada
que dan tus acertijos.
No sé si el escribirte sea justo,
un pensamiento cristo de otro permanecer,
no sé si muero u vivo en mi vetusto
cuerpo desamparado, que un día pudo ser,
no sé si el tiempo, fue sombra de arbusto
cuando en mis manos fuiste, solamente mujer.
Juan José Cautivo
©Derechos Reservados del autor®
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PERÚ - AYACUCHO
Cada inspiración dejada es una elegancia del alma.
ResponderEliminarDios te bendiga